Puede que no hayas leído El Príncipe, ni sepas quién fue Lorenzo de Médici, pero seguro que te suena el nombre de su mentor cuyo apellido ha pasado a la historia como sinónimo de astucia y malas artes. Maquiavelo sentó en el siglo XV las bases de la política moderna y trazó los principios estratégicos por los que se han guiado muchos de los grandes estadistas que vinieron tras él. Pocos, sin embargo, se atreverán a admitir la influencia de Nicolás en sus actos por más que series como House of Cards, Borgen o The Wire nos hagan intuir que en política casi nada ha cambiado desde el Renacimiento italiano. También nosotros, pobres mortales, nos comportamos a veces de forma maquiavélica sin darnos cuenta, solo hay que echar un vistazo a estas diez frases del genio florentino para entender que sus enseñanzas siguen estando tan vigentes en la era de los millennials como en la de los Borgia.
- Todos pueden en ver lo que pareces pero pocos lo que eres: de ahí que en las redes sociales el lema fíngelo hasta que sea real se haya convertido en una máxima, lo que enlaza con la reflexión número dos.
- El vulgo se deja cautivar siempre por la apariencia y el éxito: esto lo sabe todo buen influencer y cualquiera que tenga Instagram. Quien este libre de postureo que tire la primera piedra…
- La experiencia ha demostrado que jamás suceden bien las cosas cuando dependen de muchos: válido tanto para las elecciones de Estados Unidos como para al viaje a Cádiz con los colegas, ponerse de acuerdo más de tres personas siempre es sinónimo de meter la pata.
- Vale más hacer y arrepentirse que no hacer y arrepentirse: repítetelo a ti mismo el próximo domingo que estés de resaca.
- Nada grandioso fue jamás conseguido sin peligro: sal ya de tu zona de confort.
- A los hombres hay que conquistarlos o eliminarlos: exactamente igual que a los ligues del Tinder.
- El príncipe debe abstenerse de robar los bienes y las mujeres de sus súbditos: ¡A las novias/os de tus amigos ni acercarte!
- Si el partido principal, sea el pueblo, el ejército o la nobleza, que os parece más útil y más conveniente para la conservación de vuestra dignidad está corrompido, debéis seguirle el humor y disculparlo: cuatro millones de votantes del PP lo tienen claro.
- Es mejor ser temido que amado: si eres jefe ya te habrás dado cuenta de esto.
- Los príncipes deben encomendar a los demás las tareas gravosas y reservarse las agradables: que no te toquen las narices mientras estás tirado en el sofá, de bajar la basura, sacar al perro o hacer la declaración de la renta que se ocupen otros porque aunque no seas príncipe de ningún país, siempre puedes ser el rey de tu casa, no lo olvides.
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